Arrendar una vivienda puede ser una solución práctica para muchas personas, pero a menudo surgen dudas y conflictos sobre quién debe asumir los costos de las reparaciones. Si eres propietario o arrendatario en Chile, entender quién tiene responsabilidad según establece la ley puede ahorrarte tiempo, dinero y, sobre todo, molestias.
En este artículo, exploraremos las responsabilidades legales, compartiremos ejemplos prácticos y te explicaremos cómo una corredora de propiedades o un equipo legal especializado puede ser un gran aliado.
¿Qué dice la ley chilena sobre las reparaciones?
La legislación de Chile establece claramente las responsabilidades de propietarios y arrendatarios en lo que respecta a las reparaciones en una vivienda. Según el Código Civil, el arrendador debe garantizar que la propiedad esté en condiciones de ser habitada. Por su parte, el arrendatario tiene la obligación de cuidar el inmueble, usarlo responsablemente y mantenerlo en buen estado.
Esta distinción básica nos lleva a entender que:
- El propietario debe encargarse de las reparaciones estructurales y problemas inherentes a la infraestructura de la vivienda (tuberías, sistema eléctrico, techumbre, etc.).
- El arrendatario, por otro lado, se hace responsable de las reparaciones menores o de daños atribuibles al uso cotidiano del inmueble.
Responsabilidades del propietario
Las reparaciones estructurales incluyen cualquier problema que afecte la funcionalidad básica del inmueble o su seguridad. Por ejemplo, si se rompe una tubería en la pared o el techo comienza a filtrar agua debido al desgaste del tiempo, será el propietario quien deberá costear las reparaciones.
Una estudiante arrendó un departamento en Santiago y, a los pocos meses, notó que había una filtración de agua en el baño debido a una cañería rota dentro del muro. Tras comunicarlo al propietario, este asumió los gastos de reparación, ya que el daño no se debió al uso de la arrendatario, sino a un desperfecto estructural.
Responsabilidades del arrendatario
El arrendatario está obligado a realizar reparaciones locativas o menores y a asumir los costos de los daños ocasionados por un uso negligente de la propiedad. Estas reparaciones pueden incluir:
- Cambiar bombillas o enchufes.
- Sustituir llaves o cerraduras desgastadas por el uso.
- Reparar daños ocasionados por terceros invitados.
- Mantener limpio y funcional el sistema de drenaje.
- Pintar o limpiar áreas dañadas por golpes o manchas.
Un arrendatario organizó una fiesta en su departamento arrendado, y uno de sus amigos rompió una ventana accidentalmente. Aunque el arrendatario no causó el daño directamente, tuvo que cubrir los costos de la reparación, ya que el arrendatario es responsable del deterioro que el inmueble sufra por su culpa o la de sus familiares, visitantes o dependientes.
¿Qué sucede con daños ocasionados por terceros?
Los daños causados por terceros pueden complicar la situación, especialmente si el responsable no es identificado. Aquí es donde las cosas se vuelven un poco más técnicas:
- Daños causados por terceros identificables:
Si un vecino provoca un daño, como una filtración desde el piso superior, el propietario afectado puede reclamar directamente al responsable para que se haga cargo de los gastos de reparación. Es importante documentar el incidente con fotografías, informes técnicos y cualquier otro respaldo necesario para facilitar el proceso de resolución. - Daños causados por terceros no identificables:
Si los daños son producto de vandalismo o robo y no se puede identificar al culpable, el propietario debe asumir las reparaciones estructurales. Sin embargo, el arrendatario será responsable de reparar o reemplazar sus bienes personales dañados. Se recomienda reportar lo ocurrido a las autoridades para documentar el hecho y contar con respaldo oficial en caso de futuros inconvenientes.
Conflictos comunes y cómo prevenirlos
Uno de los principales problemas en las relaciones de arriendo es la falta de claridad sobre las responsabilidades. Para evitar malos entendidos, es fundamental:
- Establecer un contrato claro:
Incluye cláusulas específicas sobre las responsabilidades de reparación. Esto reducirá el margen de ambigüedad y facilitará la resolución de conflictos. - Mantener una comunicación fluida:
Si surge un problema, arrendador y arrendatario deben comunicarse de manera respetuosa para buscar soluciones rápidas y efectivas. - Contar con seguros adecuados:
Tanto propietarios como arrendatarios pueden beneficiarse de seguros que cubran daños a la propiedad y bienes personales. Por ejemplo, un seguro de hogar puede cubrir filtraciones, incendios o robos, mientras que un seguro de contenido protege los bienes del arrendatario.
El rol de una corredora de propiedades y un equipo legal especializado
Cuando surgen problemas de reparaciones, contar con el respaldo de una corredora de propiedades o un equipo legal puede marcar la diferencia. Estas entidades no solo te ayudan a gestionar la propiedad, sino que también facilitan la resolución de conflictos y garantizan que todas las partes cumplan con sus obligaciones.
- Corredoras de propiedades:
Una empresa especializada en la administración de arriendos suele contar con personal capacitado para atender emergencias de mantenimiento y coordinar reparaciones de manera eficiente. Además, de seguros integrales para proteger tanto a propietarios como arrendatarios. - Asesoría legal especializada:
En caso de disputas, un abogado especializado en derecho inmobiliario puede ayudarte a interpretar el contrato de arriendo y defender tus derechos, asegurando que la resolución sea justa para ambas partes y conforme a la ley.
Claridad y prevención son clave
¿Quién paga las reparaciones? Determinar la responsabilidad en los arriendos es esencial para evitar conflictos innecesarios. El propietario debe garantizar un inmueble habitable y asumir las reparaciones estructurales, mientras que el arrendatario está obligado a cuidar la propiedad y realizar las reparaciones menores o aquellas necesarias por su causa.
Como propietario o arrendatario, recuerda que la prevención siempre es mejor que la corrección. Un contrato claro, comunicación efectiva y las medidas adecuadas son tus mejores aliados para una relación de arriendo exitosa y sin conflictos. ¡Reglas claras, mejor entendimiento!